En la reunión de alto nivel de las Naciones Unidas del 2018 se fijó el objetivo de tratar al menos a 40 millones de personas con tuberculosis (TB) entre el 2018 y el 2022; sin embargo, en el 2021 ese objetivo solo se había cumplido en un 66%. Las pruebas diagnósticas son fundamentales para lograr el objetivo, pero constituyen un eslabón débil en la continuidad de la atención. Las pruebas de diagnóstico rápido recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (PDRO) son sumamente precisas, acortan el tiempo hasta el inicio del tratamiento, influyen en resultados importantes para el paciente y son costo-eficaces. Aunque el objetivo para el año 2025 es que todos los pacientes notificados se hagan inicialmente una PDRO, en el 2021 tan solo el 38% se hizo una PDRO como prueba inicial, y se determinó que el acceso a las pruebas diagnósticas era un problema crítico. Una de las principales consecuencias del uso insuficiente de las PDRO es la gran brecha en la detección de la farmacorresistencia. La presente Norma de la OMS: Acceso universal a las pruebas de diagnóstico rápido de la tuberculosis se basa en las directrices de la OMS y en el manual operativo conexo