Las olas de transmisión de la fiebre amarilla ocurridas en la Región de las Américas entre el 2016 y el 2018 causaron el mayor número de casos humanos y epizoóticos registrados en varios decenios. La fiebre amarilla es una enfermedad hemorrágica viral grave que representa un desafío para el profesional de salud: exige el reconocimiento temprano de signos y síntomas muchas veces inespecíficos, que pueden parecerse a otros síndromes febriles agudos. La detección temprana de los casos sospechosos o confirmados, el monitoreo de los signos vitales y las medidas de soporte vital, y el tratamiento de la insuficiencia hepática aguda siguen siendo las estrategias recomendadas para el manejo de los casos. El presente informe es el resultado de las deliberaciones sobre la experiencia de expertos de la Región en cuanto al manejo clínico de pacientes con fiebre amarilla, especialmente en brotes y epidemias, mediante la contextualización de esa experiencia en el conjunto actual de la evidencia médico-científica y la consideración de las directrices técnicas ya disponibles en los países de la Región. Presenta flujogramas para la evaluación inicial del paciente con sospecha clínica de fiebre amarilla y sugiere un conjunto mínimo de pruebas de laboratorio que puede ser útil cuando hay pocos recursos; además, detalla aspectos de la organización de los sistemas de salud para enfrentar brotes y epidemias de fiebre amarilla.