Las infecciones de transmisión sexual (ITS) constituyen un importante problema de salud pública en todo el mundo, que afecta a la calidad de vida y se acompaña de importantes niveles de morbilidad y mortalidad. Estas infecciones influyen directamente en la salud infantil y reproductiva porque traen consigo infertilidad, cánceres y complicaciones del embarazo. También tienen una influencia indirecta porque facilitan la transmisión por vía sexual del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), pesando así igualmente en la economía de los países y las personas. Cada día, más de un millón de personas contraen una infección de transmisión sexual. Se calcula que en 2012 hubo en el mundo 357 millones de nuevos casos de ITS curables (blenorragia, clamidiasis, sífilis o tricomoniasis) que afectaron a adultos de entre 15 y 49 años de edad, entre ellos 5,6 millones de casos de sífilis. El número de casos prevalentes de sífilis asciende, según las estimaciones, a unos 18 millones.