Mientras los países se esfuerzan por avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y lograr la cobertura sanitaria universal, las desigualdades sanitarias provocadas por la discriminación racial y los factores interrelacionados siguen estando omnipresentes. Las desigualdades que sufren los pueblos indígenas, los afrodescendientes, los romaníes y otras minorías étnicas son preocupantes a nivel mundial; son injustas, prevenibles y remediables
Los propios sistemas de salud son determinantes importantes de la salud y la equidad sanitaria. Pueden perpetuar las desigualdades sanitarias al reflejar el racismo estructural y las prácticas discriminatorias de la sociedad en general. En este sentido, el racismo sistémico (por ejemplo, relacionado con la ubicación de los servicios o los requisitos para acceder a ellos), los prejuicios implícitos, la práctica clínica mal informada o la discriminación por parte de los profesionales de la salud contribuyen a las desigualdades sanitarias. Ahora bien, los sistemas de salud también pueden convertirse en una de las principales fuerzas para combatir las desigualdades a las que se enfrentan las poblaciones que sufren discriminación racial.
La atención primaria de salud (APS) representa la estrategia esencial que permite reorientar los sistemas de salud y las sociedades para que sean más saludables, equitativos, eficaces y sostenibles. En 2018, al cumplirse el 40.º aniversario de la Declaración de Alma-Ata, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) renovaron el énfasis en la atención primaria de salud con su estrategia sobre la atención primaria de salud en el siglo XXI.
La OMS ha señalado 14 mecanismos estratégicos y operacionales con los que los responsables políticos pueden reforzar la atención primaria de salud. Cada mecanismo dispone de múltiples puntos de partida posibles para emprender acciones específicas dirigidas a combatir la discriminación racial, fomentar la atención de salud intercultural y reducir las desigualdades sanitarias que sufren los pueblos indígenas, los afrodescendientes, los romaníes y otras minorías étnicas