En los últimos decenios, el estado general de salud de las personas ha mejorado considerablemente, lo que ha llevado a un aumento de la esperanza de vida al nacer en la mayor parte de los países de la Región de las Américas. Este progreso ha sido el resultado tanto de los avances en las tecnologías sanitarias (antibióticos, vacunas y otros tipos de tratamiento) como de las mejoras en las condiciones en que viven las personas, incluido un mayor acceso al agua potable y el saneamiento mejorados, y a servicios de salud. Sin embargo, el progreso ha aminorado en los últimos años, y los logros han variado entre los países y territorios, así como dentro de ellos. En el camino hacia la salud universal, es esencial tener la capacidad para evaluar el progreso y darle seguimiento de acuerdo con el objetivo fundamental de los sistemas de salud, que es mejorar la salud y el bienestar de la población. Con ese fin, en esta edición de Salud en las Américas se analiza la tasa estandarizada de mortalidad prematura potencialmente evitable como indicador del desempeño de los sistemas de salud, teniendo en cuenta tanto el componente prevenible por medio de intervenciones intersectoriales y de salud pública como el componente tratable, relacionado con la efectividad de los servicios de salud, es decir, la calidad de la atención de salud.