Nos enfrentamos a la mayor desaceleración económica de la que se tenga memoria. El sistema humanitario se está preparando para un drástico aumento de los conflictos, la inseguridad alimentaria y la pobreza a medida que las economías se contraen y desaparecen los ingresos por exportaciones, las remesas y el turismo.
Los confinamientos y la recesión económica pueden significar una pandemia de hambre para millones de personas.