La finalidad de estas orientaciones es aumentar la capacidad de los establecimientos de salud para proteger y mejorar la salud de las comunidades destinatarias ante un clima inestable y cambiante;
y habilitarlos para que sean ambientalmente sostenibles, optimizando el uso de los recursos y reduciendo al mínimo el vertido de desechos en el medio ambiente. Los establecimientos de salud resilientes al clima y ambientalmente sostenibles favorecen una atención de alta calidad
así como la accesibilidad de los servicios, y al ayudar a reducir los costos también garantizan una mejor asequibilidad. Por consiguiente, son un componente importante de la cobertura sanitaria universal (CSU).
El presente documento tiene por objeto:
Orientar a los profesionales que trabajan en el ámbito de la atención de salud a fin de que comprendan los riesgos sanitarios adicionales que entraña el cambio climático y se preparen eficazmente para afrontarlos.
Fortalecer la capacidad para llevar a cabo una vigilancia eficaz de las enfermedades relacionadas con el clima; y vigilar, prever y gestionar los riesgos para la salud asociados al cambio climático y adaptarse a ellos.
Guiar al personal de los establecimientos de salud para que trabaje con los sectores determinantes de la salud (en particular los de agua y saneamiento, energía, transporte, alimentación, planificación urbana y medio ambiente) a fin de que se prepare para afrontar los riesgos sanitarios adicionales que entraña el cambio climático mediante un enfoque de resiliencia, y promueva prácticas ambientalmente sostenibles en la prestación de los servicios.
Proporcionar al personal de los centros salud instrumentos que le ayuden a evaluar la resiliencia de los establecimientos ante las amenazas del cambio climático y su sostenibilidad ambiental a partir del uso adecuado de los recursos (en particular el agua y la energía y las adquisiciones sostenibles) y el vertido de desechos peligrosos (biológicos, químicos y radiológicos) en el medio circundante.
Promover medidas encaminadas al fortalecimiento constante y creciente de los establecimientos de salud y a garantizar que sigan siendo eficientes y responsivos para mejorar la salud y
contribuyan a reducir las inequidades y la vulnerabilidad en los entornos en que están implantados.